viernes, 8 de febrero de 2013

Ése tótem. (2010)


Aludí a la fuerza de mi existencia y ayer
 Decidí que este ser jamás moriría.
Intenté delimitar mi extremada pasión.
Mientras con el cuerpo formado en bastión
Construí el carácter que en ningún tiempo sucumbiría.

“Yo hago lo que me plazca”: dije
Sin sentir ni llorar, abracé el intrépido viento.
Resolví en mi tosca astucia y abrupta obviedad;
Con una incomprensible como misteriosa insaciabilidad
Que debía mantener el virtuoso y excitante razonamiento.

Hoy debía ser ese día
En el que ese mágico y estrepitoso sentimiento
No me expulsaría, ni me torturaría.
Sino que, en un vívido aldabonazo, yo siento:
Que expresa y claramente libre, yo sería.

Lancé una imperiosa y lúgubre moneda
Al espacio y al universo, en donde voló.
Flotó en un mar de dudas, y luego tomó acción.
Cayó en cara o en cruz, no recuerdo, ya que no cayó.
En el infinito medio se congeló y se hizo bufón.

Creo que todos se perdieron
Nadie supo (ni hoy ni ayer; ni tu ni él), por qué
Esa oscura y sucia pieza de metal se inmovilizó
Pero una cosa, fuerte e intensivamente sé
Que desesperadamente dejaré de ser ese sumiso.

Aguda y molesta fue mi risa
Pues en pocas horas, sentiría el alud de chispeante luz
Al cual me dirigiría y me pincharía en los ojos
Como un impío, mas bondadoso y alegre virus
¡Sí, libre! Sería, en un instante o en dos.

Si yo quiero ir por izquierda o por derecha
Por arriba o por debajo de los suntuosos caminos
Está en mi ávido, excelente y remilgado derecho
De elegir y continuar hacia las malezas de estos y aquellos
En aspavientos de felicidad, por este u otro trecho.

Es querer y no querer
Es encarecidamente desear y desdeñosamente despreciar
El amor a una bella mujer, y el dolor de un buen hombre
Es tener esa habilidad de preferir y seleccionar,
En el peor de los casos, o en el mejor, como ser o no, un ser libre. 

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